Activos Intangibles: Importancia de la inversión y valoración de Activos de Propiedad Intelectual

En un entorno empresarial cada vez más competitivo, la inversión y valoración de los activos de propiedad intelectual se presentan como una prioridad estratégica para las empresas.

Activos Intangibles: Importancia de la inversión y valoración de Activos de Propiedad Intelectual

En un entorno empresarial cada vez más competitivo, la inversión y valoración de los activos de propiedad intelectual se presentan como una prioridad estratégica para las empresas.

El entendimiento del valor de los activos que posee una empresa es esencial para distintas áreas clave como la toma de decisión de inversión, la evaluación de su situación financiera, la elaboración de balances y la optimización del rendimiento organizacional. Conocer y gestionar adecuadamente estos activos permite a las empresas maximizar su potencial económico y a fortalecer su posición en el mercado. 

Dentro de estos activos, destacan los activos de propiedad intelectual, que son fundamentales para el patrimonio intangible de una empresa y se consideran uno de sus componentes más importantes. La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) destaca el valor de exclusividad que poseen los titulares de estos activos, ya que les permite excluir a los competidores de su uso. Además, señala que, para que un activo de propiedad intelectual tenga un valor cuantificable, debe cumplir con dos condiciones: a) generar beneficios económicos medibles para su propietario o usuario y b) aumentar el valor de otros activos con los que esté asociado.

El posicionamiento de los activos de propiedad intelectual en el mercado no solo depende de su creación y disponibilidad, sino también del valor económico que representan y de las oportunidades de inversión que ofrecen. Determinar el valor monetario de estos activos permite a los titulares vender, conceder licencias o celebrar acuerdos comerciales beneficiosos, lo que fortalece la observancia de los derechos asociados, mejora la gestión interna y optimiza los procesos financieros de la empresa.

Para explorar esta área de oportunidad, es fundamental evaluar si se cuentan con las condiciones necesarias para valorar un activo de propiedad intelectual. Esto implica que el activo debe ser identificable de manera independiente y respaldado por pruebas tangibles de su existencia, como registros, contratos o asientos en estados financieros. Además, su momento de creación debe ser específico, debe poder ejecutarse y transferirse conforme a la legislación aplicable, y ser claramente identificable en el flujo de ingresos que le corresponde, sin mezclarse con otros activos de la empresa. También debe ser posible ponerlo a la venta de forma independiente y debe estar sujeto a destrucción o finalización en un momento determinado. 

Valorar estos activos no tiene un único propósito; busca distintos beneficios para la empresa, como pueden ser: actuar como garantes al momento de buscar obtener una financiación, asegurando que mantendrán su valor durante el período de la inversión y que serán comercializables, también, pueden aportar seguridad al momento de atraer socios o captar inversiones, pues una valoración adecuada puede ayudar a convencer a potenciales inversionistas que se encuentren en la búsqueda de máximo rendimiento a través de estos activos, lo cual puede versar en alianzas, fusiones e incluso adquisiciones, dando conocimiento a las partes de lo que estos activos les aportan, lo anterior aplica también al momento de entablar negociaciones e igualmente, pueden influir en la toma de decisiones en caso de que alguno de estos activos sea objeto de controversia legal, pues su valoración permitirá considerar todas las opciones al tomar decisiones sobre los posibles daños a los que estos activos podrían estar sujetos.

A manera de ejemplo podemos mencionar a Nokia, empresa finlandesa en materia de telecomunicaciones que se posicionó como líder en la industria de teléfonos móviles durante la década de 1990 y principios de 2000. Esta empresa capitalizó su propiedad intelectual, especialmente patentes relacionadas con la tecnología móvil. En 2013 Nokia vendió su división de dispositivos móviles a Microsoft, pero retuvo sus activos de propiedad intelectual, lo que le permitió generar ingresos a través de la licencia de sus patentes, cobrando a otros fabricantes de dispositivos móviles por el uso de su tecnología. Posterior a esta venta, Nokia se centró en redes y telecomunicaciones utilizando la propiedad intelectual como herramienta para innovar en soluciones de infraestructura. Está buena gestión de activos ha permitido que genere millones de ingresos a través de licencias, logrando así una reinvención empresarial al capitalizar sus patentes y enfocarse en nuevas oportunidades de crecimiento en un mercado cambiante. Este caso ilustra cómo una valoración adecuada de los activos de propiedad intelectual potencia la capacidad de las empresas para innovar y competir.

Para lograr estos resultados las empresas pueden elegir el método de valoración que mejor se adapte a sus necesidades, ya que existen diversas opciones para valorar los activos de propiedad intelectual, entre las cuales se encuentran el método de cálculo de ingresos, el método del mercado y el método del costo. En particular, el método de cálculo de ingresos, que es el más utilizado según la OMPI, se basa en estimar el valor del activo a partir de los ingresos económicos que se espera que genere, ajustándolo a su valor presente. Este método es especialmente efectivo para activos de propiedad intelectual que generan flujos de efectivo positivos y cuyas proyecciones a largo plazo pueden realizarse con un grado razonable de fiabilidad. Además, permite aplicar una aproximación del riesgo para determinar tasas de descuento adecuadas.

Independientemente del método elegido, es esencial contar con información adecuada sobre el activo de propiedad intelectual en cuestión, así como un conocimiento técnico profundo en áreas económicas y comerciales que puedan influir en su valor. Por ello, es fundamental realizar una auditoría de propiedad intelectual, que incluya un inventario exhaustivo para identificar activos potenciales y descubrir aquellos que no han sido utilizados. Esta auditoría no solo proporcionará claridad sobre la titularidad de los activos, sino que también permitirá detectar amenazas relacionadas con la propiedad intelectual de la empresa.

Además, la auditoría puede ayudar a gestionar los costos dentro de la empresa. Al identificar activos obsoletos, se puede optar por dejar de pagar costos de mantenimiento de aquellos que ya no aportan valor tangible. Esto también facilitará la evaluación por parte de terceros interesados en invertir en la empresa, ofreciendo una gestión más transparente sobre el alcance y valor de los activos. 

En un entorno empresarial cada vez más competitivo, la inversión y valoración de los activos de propiedad intelectual se presentan como una prioridad estratégica para las empresas. La valoración adecuada de estos activos es crucial para las decisiones de los inversores, desde las etapas iniciales de financiación hasta la adquisición de una empresa. A medida que más organizaciones se involucran en este proceso, se puede transformar la asignación de capital, lo que incrementa la rentabilidad de las inversiones en activos intangibles, fundamentales para impulsar la economía tanto a nivel nacional como internacional. En última instancia, esta atención a la propiedad intelectual no solo fomenta el crecimiento sostenible de las empresas, sino que también contribuye a un ecosistema empresarial más saludable y competitivo.