China busca recuperar su población prohibiendo las adopciones

El 5 de septiembre de este año, Pekín anunció la prohibición de la adopción internacional, lo que ha generado incertidumbre.

China busca recuperar su población prohibiendo las adopciones

Los jóvenes chinos, en su mayoría, no están teniendo hijos debido al alto costo del cuidado infantil.

Desde 1992, cuando China inició su programa de adopción internacional, más de 160,000 niños fueron adoptados por familias en todo el mundo. Sin embargo, el 5 de septiembre de este año, Pekín anunció la prohibición de la adopción internacional, lo que ha generado incertidumbre. Ahora Estados Unidos, en conjunto con otros países, está solicitando aclaraciones sobre el impacto que tendrá esta decisión en las familias no chinas que tienen solicitudes de adopción pendientes. La drástica medida responde a la creciente preocupacion del gobierno chino sobre el descenso de la natalidad y el envejecimiento de su población, agravada por la antigua política del hijo único. 

El gigante asiático implementó la rigurosa política de un solo hijo de 1979 a 2015 para estabilizar una población que crecía de manera desmedida. Muchas de las familias chinas restringidas por esta ley optaron por quedarse con hijos varones, ya que la cultura china designa a estos como los guardianes del núcleo familiar. Por lo tanto, alrededor de 82,000 de estos menores de edad, en su mayoría niñas, fueron adoptados por familias en Estados Unidos, más que de cualquier otro país extranjero, según la organización China's Children International (CCI). 

La decisión de China de suspender las adopciones internacionales tiene una excepción: los parientes consanguíneos en otros países pueden adoptar a menores de edad o hijastros. Sin embargo, la medida china no es la excepción en el mundo. Países Bajos implemento una norma similar en mayo, la cual impide a sus ciudadanos adoptar niños de otros países. Asimismo, Dinamarca ha anunciado que cesará las adopciones internacionales, tras el cierre de la única agencia de adopción del país, en respuesta a las preocupaciones sobre la falsificación de documentos y procedimientos.

Las adopciones internacionales estuvieron prácticamente suspendidas desde 2020 debido a la pandemia de COVID-19. Los recientes cambios en la situación política, demográfica y económica de China llevaron a numerosos observadores del sector a prever el fin o el endurecimiento de las políticas de adopción. Primero, Pekín eliminó la política del hijo único en respuesta al rápido envejecimiento de la población, que ha tenido un impacto significativo en la economía y la sociedad del país. En 2015, China eventualmente permitió que las familias tuvieran dos hijos, lo que resultó en un leve aumento. A pesar de esto, en 2016, la tasa de natalidad continuó descendiendo. En 2021, el país permitió a las familias tener hasta tres hijos e introdujo incentivos como la ampliación de la baja por maternidad y deducciones fiscales. No obstante, estas medidas tampoco lograron revertir la tendencia descendente en la tasa de natalidad.

Los legisladores chinos llevan años luchando por incentivar a las parejas jóvenes a casarse y crear una familia. Aun así, esto no ha dado frutos. Los jóvenes chinos, en su mayoría, no están teniendo hijos debido al alto costo del cuidado infantil, las preocupaciones por la seguridad laboral y un futuro que perciben como incierto, a medida que el crecimiento de la segunda economía más grande del mundo se desacelera.

En el ámbito de las relaciones internacionales, la competencia entre Estados por adquirir y mantener las riendas de las políticas globales es una constante. En este contexto, el gobierno chino parece estar alineándose con las recomendaciones de uno de los pensadores más renombrados de la economía política, el británico Adam Smith. Este teórico promovía la idea de que una población más grande puede ser más beneficiosa para la economía de un país. En su obra seminal La Riqueza de las Naciones (1776), Smith sugirió que una población más grande puede llevar a cabo una mayor división del trabajo, un aumento en la producción y un crecimiento económico próspero. Para China, estos principios tradicionalmente occidentales ahora son de particular relevancia. Tras décadas implementando políticas para reducir su población, el gigante asiático ha adoptado ahora nuevas medidas públicas orientadas a incrementarla, en un esfuerzo desesperado por impulsar su economía y garantizar la preservación de su legado cultural a lo largo del tiempo.

SOBRE LA AUTORA

Alide Flores Urich Sass es una consultora y analista en relaciones internacionales con una destacada trayectoria en organismos internacionales. Su experiencia incluye gestión de proyectos, investigación y creación de reportes para la Organización de Estados Americanos (OEA), el departamento de Ética para la Inteligencia Artificial de la UNESCO, y misiones diplomáticas con sede en Ciudad de México.

Flores Urich Sass cuenta con una Licenciatura por la Universidad Iberoamericana de México y una Maestría en Relaciones Internacionales de la IE School of Politics, Economics and Global Affairs de España. Actualmente colabora como analista internacional para la revista iberoamericana Raia Diplomática. En este rol, realiza una cobertura exhaustiva de lageopolítica actual. Además, participa semanalmente en una sección del programa de radio “Eddy Warman de Noche” en 88.9 FM del Grupo ACIR. En calidad de experta, aborda complejos temas internacionales como la diplomacia mexicana en el mundo, la política estadunidense y los conflictos bélicos en Europa y el Medio Oriente.

Flores Urich Sass es perfectamente bilingüe en español e inglés y se encuentra perfeccionando su competencia en árabe.