Arrancó en Arabia Saudita la COP16 para combatir la desertificación del planeta.

Porque una no es ninguna, y dos son la mitad, líderes de todo el mundo inauguraron el lunes pasado la tercera COP en menos de dos meses. La primera, sobre Biodiversidad, fue en Colombia. De ahí vino la COP de COPs en Azerbaiyán, y el pasado 3 de diciembre se inauguró la COP16 de las Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, que se celebra en Riad, la capital de Arabia Saudita. 

Un esfuerzo conjunto

Desde el pasado lunes 3 de diciembre, representantes de casi todos los países del mundo viajaron a Arabia Saudita para participar en la COP16 sobre desertificación, aguas y tierras, un evento auspiciado por Naciones Unidas. El encargado de dar el banderazo de salida a la cumbre fue el ministro de Medio Ambiente, Agua y Agricultura saudí, quien no dudó en advertir que la degradación de las tierras gracias al cambio climático “aumentará los niveles de migración, inestabilidad e inseguridad entre muchas comunidades”. 

El tema no es menor… 

Según estimaciones de la ONU, cerca del 40% de las tierras en el planeta se encuentran degradadas, lo que significa que su productividad económica y biológica está severamente comprometida. Esta desertificación ya está afectando a más de 3,000 millones de personas en todo el mundo, por lo que la COP que se celebra en Arabia Saudita significa una gran oportunidad para “aumentar la ambición global y acelerar la acción sobre la tierra, así como la resiliencia a la sequía”. 

La cumbre empezó con datos

Al inicio de la COP16 se presentó el Atlas Mundial de la Sequía. Se trata de una investigación elaborada por más de 100 científicos y el Joint Research Centre de la Comisión Europea, donde se resume en cinco puntos los impactos de la sequía en la humanidad. El Atlas va más allá de efectos como la seguridad alimentaria, los conflictos o las migraciones; y por el contrario pone el acento en asuntos como el abastecimiento del agua, la agricultura, la potencia hidroeléctrica, la navegación fluvial y la afectación de los ecosistemas que generan una irreparable pérdida de la biodiversidad. En la presentación de este Atlas Mundial, el investigador Daniel Tsegai fue claro diciendo que es urgente que se entienda que “la sequía no es solo la ausencia de lluvia o humedad del suelo, sino que también está relacionada con la intervención humana y la gestión que se hace del agua y la tierra. Es una cuestión que se cobra vidas, tiene un altísimo coste económico si no se actúa tiempo o se hace de forma ineficiente y es un fenómeno global. No entiende de fronteras, estamos todos juntos en esto”

Vía: UN News, El País y Europa Press

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