- Telokwento
- Posts
- Enero fue un mes de prueba
Enero fue un mes de prueba
A veces la vida no sale como la planeamos y nos enfrentamos a situaciones que nos retan desde muchos flancos. Sin embargo, eso no debería ser motivo para desanimarnos, sino para descubrir nuestra capacidad para adaptarnos con ternura a lo nuevo.
Enero llegó lleno de expectativas. Iniciamos el año con la idea de reinventarnos: inscribirnos al gimnasio, a las clases que siempre hemos querido, planificar metas, crear vision boards entre amigas y organizar una rutina diaria que nos lleve a una versión mejorada de nosotras mismas. Sin embargo, ¿a cuántas les ha pasado que este mes se transformó en un ensayo general, donde nada salió exactamente como lo habíamos planeado? Es como si enero fuera ese examen sorpresa que nadie esperaba.
En esta primera semana de febrero, me encuentro reflexionando de manera muy honesta: ¿Es posible aspirar a una nueva versión de nosotras mismas sin reconocer el duelo que aún nos acompaña? ¿Cómo podemos avanzar si ignoramos la parte de nosotras que aún llora y necesita ser escuchada? ¿De qué manera el impulso de vivir intensamente se entrelaza con la necesidad de cargar con nuestras historias sin olvidarlas? ¿Podemos encontrar en este frenético inicio la oportunidad para, al mismo tiempo, aceptar y transformar nuestro dolor?
Me repito que es normal sentir que, en medio de la emoción inicial, me cuesta arrancar de la manera planeada. No es un fracaso; simplemente, inicié el año con un duelo que está dejando huella y está bien si no logro comenzar la rutina a las 8 de la mañana. La vida, al igual que nuestros procesos personales, no siempre sigue un horario estricto. Mis rutinas y objetivos se han visto opacados por esa carga emocional que, a veces, parece no darme tregua. Levantarme, planificar el día y encaminarme hacia lo que me había propuesto, se han vuelto tareas más difíciles de lo que esperaba.
Me quedo pensando en cuántas más deben de estar enfrentando una lucha similar. No se trata de comparaciones, sino de reconocer que, en ocasiones, el camino hacia el autocuidado y la productividad no es tan lineal como quisiéramos. Entre la presión de “iniciar el año con todo” y las batallas internas que cada una enfrenta, se nos olvida que es normal tropezar, darnos un respiro y, sobre todo, ser amables con nosotras mismas.
Esta reflexión me enseña que la clave es reconocer y respetar nuestro propio ritmo. Así como contamos con horas de sobra para completar nuestro día, tenemos meses por delante para retomar, ajustar y avanzar en nuestros proyectos personales. No se trata de cumplir una lista de tareas en un tiempo determinado, sino de cuidarnos y permitirnos crecer sin presiones excesivas.
El autocuidado es más que una rutina: es un acto de respeto hacia nosotras mismas. Cuando no podemos levantarnos a la hora que quisiéramos o si una mañana no nos sentimos con fuerzas para seguir todos nuestros planes, es importante recordar que está bien. La productividad no se mide por la cantidad de actividades realizadas, sino por la capacidad de adaptarnos a nuestras circunstancias sin juzgarnos.
Muchas veces nos exigimos empezar con todo, como si cada día debiera ser perfecto y completamente productivo. Pero la realidad es que cada persona tiene un proceso distinto y cada día ofrece nuevas oportunidades. No te castigues por no cumplir con un horario preestablecido; en cambio, reconoce que cada pequeño paso es parte de un camino más largo y personal.
Por eso, en esta primera semana de febrero, declaro abiertamente que no me encuentro en mi mejor momento y que, aunque me cueste, sigo comprometida con mi autocuidado y reconocer mi autenticidad en esta nueva etapa, aceptando los momentos de introspección en soledad y de búsqueda de creación de vínculos que se alineen con mis intereses y pasiones. Esta es mi verdad: el proceso de sanar y avanzar no siempre es inmediato ni lineal y eso está bien. Al compartirlo, espero que quienes también se sientan abrumadas puedan verse reflejadas y sepan que no están solas en este camino.
Enero pudo haber sido un mes de prueba, pero el año entero está lleno de oportunidades para comenzar de nuevo. Si alguna vez te sientes presionada o culpable por no haber iniciado de la manera “correcta”, recuerda que cada día es una nueva oportunidad para retomar el camino. Lo importante es escucharte, valorar tus necesidades y cuidar de ti misma sin compararte con estándares que no se ajustan a tu realidad.
SOBRE LA AUTORA
JESSICA CASAS
Psicóloga para entender, activista para cambiar. Afromexicana y orgullosa de mis raíces y cultura. Amante del teatro y del jazz, y creyente de que el arte es una herramienta valiosa de impacto social. Desde la academia y la clínica, dejé de apostar a patologizar el trauma. Frente al silencio en el aula sobre el impacto del contexto socio-político en la salud mental, emprendí un camino al reconocimiento de las formas de resistencia de las comunidades y acompañarlas en sus procesos de reinserción. Le apuesto a la narrativa en la clínica, entendiendo que somos construcciones de significados. Mis intereses abarcan temas de reinserción, economía solidaria, justicia, violencia social y autocuidado.