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México en tono sepia: Emilia Pérez y Donald Trump
Productos culturales como Emilia Pérez refuerzan estereotipos ante los mexicanos y validan narrativas que caen en discursos de odio. El problema no es sólo que sea una "mala política", sino que afecta nuestra realidad político-social.

Imagen: Alan Moes, Pexels
Desde su estreno, Emilia Pérez de Jacques Audiard ha causado controversia. Su visión de México refuerza las narrativas usadas por figuras como Donald Trump para justificar políticas migratorias y discursos de odio. Algunos la ven como una historia exótica, pero para muchos mexicanos es una caricatura. La película sigue a Emilia, una mujer trans que huye de su pasado criminal en México, pero queda atrapada entre la violencia y el narcotráfico. No es nuevo que el cine internacional reduzca a México a un paisaje de violencia y folclore. Pero el problema no es sólo la película, sino cómo refuerza narrativas simplistas que impactan nuestra realidad.
¿Por qué estas representaciones importan? ¿Cómo una ficción contada a través de un narcomusical puede reforzar discursos políticos que impactan la vida de miles de personas? La respuesta está en cómo la cultura moldea percepciones y justifica políticas que terminan afectando a los más vulnerables.
En la película, México no existe como tal: la violencia y narcotráfico son parte del paisaje, casi una atracción turística. Pero la realidad es otra. El narcotráfico significa comunidades destruidas, pobreza cíclica y miedo constante. Miles de desaparecidos cuya ausencia pesa. Madres buscadoras que arriesgan todo porque nadie más lo hace. Familias enteras viven en incertidumbre, esperando respuestas que no llegan. Un problema estructural que gobiernos e instituciones no han resuelto.
Emilia Pérez convierte ese dolor en un chiste. Podría parecer sólo ficción, pero su impacto es real. Cuando cineastas extranjeros nos reducen a estereotipos, nos despojan de nuestra complejidad y humanidad. Estas narrativas refuerzan discursos que personas como Donald Trump convierten en política. La sociedad MAGA no sólo abrazó esta visión distorsionada, sino que la tradujo en rechazo y violencia.
El Trump de 2016 no habría llegado tan lejos sin la narrativa de que “los mexicanos son el problema". Su muro era tanto físico como simbólico: nos colocó como amenaza y justificó deportaciones masivas y el programa Remain in México, que dejó a miles en situación precaria. Además, su discurso legitimó crímenes de odio y agresiones contra mexicanos en EE.UU., intensificando las olas de violencia.
El daño es tangible. Estas narrativas no sólo afectan a los migrantes, también moldean cómo el mundo nos percibe. Entre lo que ven en películas y lo que escuchan de Trump, muchos creen conocer México. Esta visión simplista alimenta la xenofobia y el odio contra latinos. Según el FBI, estos delitos crecieron drásticamente bajo Trump, mostrando el impacto de estos discursos en la violencia real.
En México, la violencia y el narcotráfico no son accesorios de película. Son realidades que han destrozado vidas y que seguimos enfrentando cada día. Protestamos, exigimos justicia, pero el cambio real debe venir desde el poder. Y mientras ese cambio llega, lo mínimo que podemos exigir es respeto: en la política, en los medios, en el cine. Porque cada narrativa simplista que nos reduce a un estereotipo allana el camino para discursos de odio, para políticas crueles, para la deshumanización. Ya basta de ser un guión mal escrito en historias ajenas. Nuestra realidad merece ser contada con verdad y dignidad.
PD: Recomiendo Sujo, Ya no estoy aquí, La Civil, Sin señales particulares y Noche de fuego como películas alternativas.
SOBRE EL AUTOR
Marcelo es Licenciado en Relaciones Internacionales por el Tec de Monterrey, con estudios en la Universidad de Maastricht y EU Business School Barcelona, donde se especializó en Estudios Europeos y Diplomacia. Fue otorgado distinciones de excelencia en gestión de riesgos; generación de estrategias de posicionamiento internacional; y formulación de estrategias de cooperación internacional y de gobernanza mundial.
Cuenta con más de 2 años de experiencia en Asuntos Públicos, enfocados en análisis político y regulatorio, así como en estrategias de relacionamiento con gobierno y medios. Ha colaborado organizaciones no gubernamentales, fundaciones y think tanks en proyectos de política exterior, migración y derechos humanos.