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Nosferatu: Una historia vigente 100 años después

Todo cinéfilo y cinéfila sabe que Nosferatu es una obra maestra por sí sola; entonces, ¿qué es lo que aporta la nueva adaptación de Eggers a la mesa?

Nosferatu: Una historia vigente 100 años después

Todo cinéfilo y cinéfila sabe que Nosferatu es una obra maestra por sí sola; entonces, ¿qué es lo que aporta la nueva adaptación de Eggers a la mesa?

Es gustosamente difícil escribir sobre esta película porque enfocar mi análisis en cada aspecto brillante requeriría más palabras de las que puedo gastar. Desde tener una producción increíble en todos sentidos (dirección, fotografía, actuación, diseño de producción y toda la lista de etcéteras), hasta lograr una reinterpretación de un clásico del cine que se siente fresca y vigente. Entonces, escribo lo que me llevo, a sabiendas de que no podré abarcar todo. 

En corto: Robert Eggers —director de El Faro (2019)— trae su interpretación de Nosferatu, una película de hace más de cien años que todo estudiante de cine vio alguna vez, porque no se puede entender el cine sin ella. Ésta explora la relación de Ellen y un antiguo vampiro, y cómo la llegada del mismo va a desatar un horror indescriptible en su pueblo natal.

Obra maestra por sí sola

Como cinéfilo, ver Nosferatu de Eggers es un deleite con y sin la referencia de la película original. Si te gusta el cine, el horror y el gótico, vas a disfrutarla. La forma de no replicar la historia, sino adaptarla es muy aplaudible. No quiero dar mucho spoiler, pero el cambio de que sea Ellen, en vez de Thomas, y la forma que encontró para lidiar con el vampiro, me parece a la altura de lo que necesitamos hoy día. 

Comparándola con la cinta de 1922, y asumiendo que una nueva interpretación sería jugar con la historia del cine, me parece muy, muy bien lograda. Le da al clavo a la estética tan particular no sólo de Nosferatu, sino del movimiento de Expresionismo Alemán en general. Un total y absolutamente merecido “joder, es cine”. 

Historias a la medida de su contexto 

No me gusta ponerme en tono académico, pero esta vez me parece importante hablar también de la historia del cine. La cinta de 1922 es uno de los mayores exponentes del Expresionismo Alemán, una corriente muy importante de los años 20. Tuvo lugar en Alemania entre la Primera y Segunda Guerra Mundial, con una inestabilidad política brutal y un miedo constante a cuál sería el siguiente invasor. En Nosferatu se nota todo esto (tanto en su estética, como en su buena carga antisemita). La película, para bien y para mal, reflejaba su contexto histórico.

Y lo haya pensado o no, me parece interesante el contexto en el que se estrena la versión de Eggers. Un periodo delicado, por decir lo menos, en cuanto a xenofobia y a la relación con la otredad, nomás que con dimensiones más globales. Pero más que un reflejo de eso, la película sí se siente como una postura ante ello, quiera o no. Y es eso lo que me parece el mayor mérito de la película. Poder lograr que una historia universal (como el mito del vampiro) se adapte a lo que necesita la historia en su contexto histórico.

SOBRE EL AUTOR

E. Hauvery Cetina Karsten es un escritor y guionista mexicano, apasionado del cine y la comedia. Escribió el libro de poemas Nuestro sueño estéril y dirigió el cortometraje Casa Vacía