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Reflexiones de la elección del 2024: ¿por qué perdieron los demócratas?

Ya pasó una semana desde que Donald Trump resultó ganador de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, pero ¿cómo se llegó a eso? Y, sobre todo, ¿hacia dónde va nuestro país vecino?

Reflexiones de la elección del 2024: ¿por qué perdieron los demócratas?

¿Cómo es que Trump ganó la elección presidencial? Y, sobre todo, ¿hacia dónde va nuestro país vecino?

Ya pasó una semana desde que Donald Trump resultó ganador de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. El republicano consiguió el mejor resultado para su partido en los últimos 20 años, pues desde 2004 (año en el que George Bush hijo ganó su reelección), el partido conservador no obtenía la mayoría del voto popular. Por si fuera poco, la derecha estadounidense también logró una ligera mayoría en el Senado y, según las tendencias actuales, también en la Cámara de Representantes.

Para explicar lo sucedido el martes pasado, hay diversos factores que pueden ayudarnos a esclarecer la victoria de Donald Trump, que se convertirá en el primer presidente convicto y tan solo en el segundo en ocupar cargos no consecutivos en la Casa Blanca. Pero ¿cómo llegamos aquí? Y, sobre todo, ¿hacia dónde vamos? Para responder a esta pregunta, vale la pena hacer una serie de reflexiones:

  1. 2024 ha sido un año electoral terrible para los gobiernos en turno en todo el mundo.

Desde Inglaterra, dónde los laboristas lograron formar su primer gobierno en casi 15 años, pasando por Francia y los terribles resultados del centrismo macronista, India con Modi perdiendo su mayoría absoluta en el Parlamento o Argentina, dónde el justicialismo fue derrotado por el libertariansimo de Milei, el 2024 ha sido un año terrible para los famosos incumbents (o gobiernos en turno). Salvo algunas muy específicas excepciones (como el caso mexicano, dónde Morena logró una victoria apabullante el 2 de junio), esta ha sido la tendencia en todo el mundo. Los demócratas no lograron vencer a los vientos de cambio. Basta con observar la siguiente gráfica, que contrapone los resultados de los partidos en el poder con los años electorales:

Existe una respuesta concreta para comprender este fenómeno: todos estos partidos ostentaban el poder al explotar la crisis inflacionaria en occidente resultado de la pandemia y otros conflictos geopolíticos. Estados Unidos no fue la excepción. En las encuestas de salida tras las elecciones, la mayoría de los votantes escogieron la economía como su principal preocupación al emitir su voto. Más del 50% de los estadounidenses dicen que su situación financiera es peor que la de hace cuatro años y casi dos tercios de los ciudadanos creen que el país no se encuentra en la dirección correcta.

Esto corresponde a una especie de añoranza o nostalgia prepandémica de un mundo que ha cambiado profundamente en los últimos cinco años. Un mundo que hace media década tenía a Donald Trump en la Casa Blanca.

  1. Joe Biden perdió esta elección desde 2023.

Cuando el presidente Joe Biden anunció sus intenciones de competir por la reelección el año pasado, muchos presentaron dudas al respecto. El mandatario hubiera comenzado su segunda administración con 82 años, lo que lo hubiera convertido nuevamente en el presidente más viejo de la historia. Asimismo, su índice de aprobación es de -18 puntos, lo que convierte a su mandato en uno de los menos populares en la historia reciente de Estados Unidos.

Esta semana, los anfitriones de Pod Save America revelaron que las encuestas internas de la campaña de Biden lo colocaban casi 10 puntos porcentuales por debajo de Donald Trump. De no bajarse de la contienda, se creía que los republicanos hubieran alcanzado más de 400 votos en el Colegio Electoral. Hubiera sido una masacre. Debido a esto el Partido Demócrata perdió a algunos de los grupos que eran clave para su coalición, como los hombres jóvenes o los latinos, pero de esta despolarización racial vale la pena ahondar en un futuro artículo.

Biden nunca tuvo posibilidades de ganar esta elección y, siendo honestos, nunca debió de haber intentado. Al retirar su candidatura en julio, dejó a Kamala Harris con poco más de 100 días para revertir esta tendencia. Una labor gigantesca para alguien que también era miembro de esta administración. Los demócratas esperaban que con Harris esta elección no fuera un referéndum al actual gobierno, pero sí lo fue. Quizá de haber existido un proceso de elecciones primarias, donde diversos candidatos pudieran formar un perfil competitivo y atractivo en un poco más de un año, otra historia sería, pero el hubiera no existe. Esto me lleva a mi siguiente punto…

  1. Pudo haber sido peor para los demócratas.

Muchos se han encargado de explicar los resultados de esta elección como un rechazo total a la plataforma demócrata, pero no fue así. Harris concentró todos sus esfuerzos en un puñado de estados y, en cierta medida, funcionó. Mientras el resto del país dio un giro de 6.7 puntos hacia la derecha, esto se limitó a solo 3.1 puntos en los estados columpio y a 1.1 en los estados del Blue Wall. Las tendencias estaban ahí para una derrota demócrata, sobre todo para una candidatura ligada a la actual administración. Gracias a los esfuerzos del partido liberal, consiguieron la victoria en las elecciones para el Senado en Michigan, Wisconsin, Arizona y Nevada, además de la gubernatura de Carolina del Norte.

Sumado a esto, los diversos puntos discursivos demócratas no fueron desechados por el electorado. El aborto, tema que muchos creían sería central para la elección, estuvo presente en la boleta en varios estados. Si bien no todos votaron por proteger este derecho, sí fue más popular que Kamala Harris en cada una de las entidades. En resumen, el electorado rechazó a una administración profundamente impopular, más no al progresismo en su totalidad.

  1. Los republicanos tienen una fuerte ventaja comunicativa.

Si bien la economía fue el factor definitivo para estos comicios, los problemas macroeconómicos existían en el imaginario del electorado. La inflación está controlada, el país está creciendo y tuvo la mejor recuperación de cualquier país del G7. Sin embargo, los demócratas no tienen posibilidades de comunicar esto de forma efectiva en la actualidad. Si bien el partido en el poder tiene una buena relación con los medios de comunicación masiva, muchos de los jóvenes estadounidenses ya no reciben las noticias por este medio.

En 2024, nuevas herramientas comunicativas como los podcasts o los videos cortos son cada vez más populares y están dominadas por la derecha. Cuatro de los cinco podcasts más populares en el país, el más relevante siendo el de Joe Rogan, dieron su apoyo y respaldaron abiertamente a Trump para las pasadas elecciones. Los demócratas deben revertir estas tendencias para poder comunicar sus políticas a los jóvenes y no perder a este grupo electoral.

Para concluir, vale la pena recalcar que los demócratas tenían las de perder en esta contienda y que la campaña de Kamala Harris terminó funcionado como una especie de contención a una victoria republicana aún más apabullante. Aun así, para recuperar el poder, los siguientes cuatro años deberán de ser unos de mucho trabajo comunicativo y de resultados en lo que sí gobiernan para el partido liberal.